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Ficha de Sadrac

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Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Lun Oct 29, 2012 9:18 pm














Parte I: Personaje

Nombre completo:
Desconocido (Sadrac Kutsuya)
Edad:
Desconocida

Fecha de nacimiento:
Desconocido(durante la II Gran Guerra Shinobi)

Lugar de nacimiento:
Pais del Fuego

Ciudad natal:

Konohagakure
(Aldea oculta de la Hoja)




Parte II: Apariencia

Color de pelo:
Negro

Color de ojos:
Sombra Tostada /
Sharingan de tres tomoe /Mangekyo Sharingan Etherno

Altura:
175 cm

Peso (aproximado):
70kg

Característica física que le distingue:
Doble cicatriz en la ceja izquierda. Siempre usa unos guanteletes metalicos y
unas botas completamente cerradas




Parte III: Descripcion Psicologica

Personalidad:
Por su exceso de verborrea parece una persona sincera y bastante transparente,
sin embargo nunca muestra sus verdaderas intenciones, limitandose a usar su lengua
como arma para sopesar a los que le rodean. No persigue un fin claro, al menos, no lo demuestra,
siendo a veces un tanto contradictorio y bipolar. Tiene una actitud reverencial hacia las mujeres,
mostrando muchisimo respecto hacia ellas incluso en batalla. No rehúye de sus obligaciones,
pero suele ser reacio a actuar al no ser que sea estrictamente necesario.

Puntos fuertes:
Usuario del Mangekyo Sharingan eterno, unico Uchiha conocido capaz en usar el Kega,
maestro de Jibakujutsu, poseedor del rollo de Fafnir y experto en Fūinjutsu.

Debilidades:
Pierde el control con facilidad cuando ve o escucha abusos hacia las mujeres.

Gustos:
Desconocidos.

Odios:
La violencia de genero. Ser utilizado por los demas. Los que se regodean en el dolor pasado.

Miedos:
Perder el control sobre sus habilidades. Dañar a los suyos para cumplir sus metas.




Parte IV: Historia

Padres:
Keiko Kutsuya(Padre)
Nombre no revelado(Madre)

Hermanos:
No tiene

Otros miembros de la familia:
Kagami Uchiha(Tío materno)
Shisui Uchiha
(Primo materno)



Historia:
Nació durante la II Guerra Mundial Shinobi, estando bajo la tutela exclusiva de su madre,
la hermana menor de Kagami Uchiha, hasta que la guerra concluyó. Cuando esta finalizó, su
progenitor, Akira Uchiha , volvió al hogar. Su carácter había cambiado y todas
las noches maltrataba a su mujer con la singular habilidad que había
desarrollado su sharingan durante esos años, el Naoru-Kega. El niño, abrumado
por los acontecimientos, escapaba noche tras noche para entrenarse con su
amigo, Fugaku Uchiha. Un día, tras un duro entrenamiento, deseoso de enseñar su
Sharingan a su madre, encontró a esta muerta a manos de su progenitor. El chico
perdió el control, acabando con su progenitor y autocondenándose a muerte. El
IIIº Hokage, tras probar la inocencia del joven, decidió evitar la ejecución
del joven implantando los
Mangekyo Sharingan de Akira e ideando un jutsu combinado con el
cual poder el joven burlaría a la muerte. Tras el éxito de este Jutsu, el joven
perdió su identidad, tomando el nombre de Sadrac y haciéndose discípulo en
secreto de Hiruzen Sarutobi. Cuando sus habilidades fueron puestas en
evidencia, el joven pidió servir en el ANBU, petición que fue aceptada por el
tercero. Tras años de servicio, el joven Sadrac cayó en un ardid ideado por
Shimura Danzo, quien quería obtener el pergamino de Fafnir, un jutsu de
invocación que da al propietario el poder de controlar un ser de
características  similares al de un Susano’o. El joven,
desconociendo la verdadera naturaleza de la misión, mató a su verdadero padre,
Keiko Kutsuya, revelando este su verdadera identidad antes de expirar. Como
venganza, para evitar que el pergamino acabase en las manos de Danzo, Sadrac
asesinó a su compañero de misión, convirtiéndose en renegado de Konoha y adoptando
el sobrenombre de su verdadero padre así como los guanteletes que este le legó
en el momento de su muerte. El revelarse su cometido, se convirtió en el
objetivo principal de la raíz, algo que no se solventó hasta que, tras un
combate en que su vida estaba a punto de finalizar, el joven invocó de manera
accidental al tesoro que Danzo con tesón perseguía. Lejos de ser una ayuda, el
temido ser lo devoró y trasladó a un enigmático lugar, las grutas subterráneas
de Tsuki, donde se encontró con dos paradójicas situaciones, la existencia de
un extraño árbol cuya sabia era de textura y color carmesí, al que llamó
Chi-Moru [bosque de sangre] y la existencia de una extraña costumbre de los
lugareños que, en vez de enterrar a sus muertos, los abandonaban a su suerte en
pequeñas balsas cuando agonizaban con la creencia de que las corrientes
subterráneas de Tsuki los llevarían rumbo a la otra vida. La extraña costumbre
hizo que el joven Uchiha estuviera en contacto con grandes shinobi durante
muchos años, pudiendo además de aprender sus secretos poner en práctica muchas
de las habilidades de su singulares ojos, curando y devolviendo su salud a los
que eran merecedores de esta, haciendo que Tsuki tomara fama año tras años como
las cuevas de “la última oportunidad”.

Sin embargo, lo que desconocía Sadrac era que esta nueva fama acabaría afectando a
su conciencia. Durante años, gran número de secretos inconfesables pasaron por su mente,
hasta que un día, los moribundos dejaron de llegar. Intrigado por esta novedad el
Uchiha, que mantenía su aspecto joven a pesar del paso de los años se aventuró tras
décadas en el interior de Tsuki a visitar el mundo exterior, descubriendo
horrorizado el porqué de esa extraña novedad: Las aldeas de los derredores de
Tsuki habían sido destruidas. Tras analizar los cadáveres y la destrucción se
percató de que él era el culpable de esa situación, pues la técnica que había
desolado los alrededores de Tsuki, el Jibakujutsu, era la técnica que había
aprendido del último hombre que libró de la muerte en las grutas de Tsuki. Consciente
de que vivir así era un engaño se intereso por implantar la paz y la justicia
de otras formas, lo cual lo llevo a Akatsuki, asociándose y logrando una
extraña amistad con el líder de dicha organización, un shinobi llamado Pein. El
carácter de Sadrac poco a poco le hizo grajearse el favor de toso los
integrantes de la organización, tomando las riendas de Akatsuki bajo la sombra
de una joven llamada Seishi cuando el líder fue tomado y torturado por un
personaje desconocido, el siniestro Karasu Uchiha, un siniestro ser con el que
Sadrac empezó a tener una serie de confrontaciones que, acabaron liberando tras
muchas penalidades al líder de la organización. Sin embargo, las vivencias
producidas en Akatsuki abrieron los ojos de Sadrac, percatándose que ese no era
su lugar en el mundo y regresando a Tsuki. La justicia y la paz tenían otro
sentido para el ya experimentado Uchiha, y eso le llevo a aumentar en
capacidades con el fin de defender a los débiles, hasta el punto de enfrentarse
a desdeñables personas e incluso de liberar al Dark Kurama de las manos de su
inestable y caprichoso Jinchuriki, Menma Uzumaki, arrancándole al mismo su
bestia en las afueras de la villa de oculta de la hoja, defendiendo a los que años
atrás lo tildaron de parricida, dando la cara por los que en su día le
increpaban antes de ser ejecutado.


Última edición por Sadrac Kutsuya Uchiha el Vie Ago 23, 2013 5:54 pm, editado 30 veces (Razón : Actualizacion)
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Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Lun Oct 29, 2012 9:20 pm

Parte II: La agonia


Despertar de un suceso como tal es como despertar de una pesadilla…
piensas que al menos las cosas no pueden ir a peor, pero cuando
despiertas y te encuentras encerrado, eso es otra cosa.


Los interrogatorios comenzaron nada mas despertar. Parecía que no
querían dejarme un respiro ni siquiera para analizar lo que había
sucedido. Yo por mi parte conté todo, lo que sucedía en mi casa y lo que
ocurrió en esa noche.



No obstante, cuando iba contando la historia me di cuenta de que había
cosas que no debía relatar, sobre todo desde el momento en que relate
la extraña habilidad de mi padre y de sus maltratos físicos, algo que
pusieron en duda apostillando que sus ojos habían desaparecido de la
escena del crimen.



Había errado por completo, pues, el que alguien hubiera robado los
ojos de mi padre quería decir que alguien podía repetir sus repugnantes
hechos. A partir de ahí no salió palabras de mi boca, algo que irritó a
los que me retenían.


En el cuarto donde me encerraron no entraba la luz, por lo que no
sabía cuántos días habían pasado. Para mí fue una eternidad, un largo
periodo que finalizo en presencia del 3º Hokage, quien a mi parecer
tomaría parte en el juicio, seguramente porque mi madre era la hermana
menor de Kagami Uchiha.


Ante las alegaciones de los que me culpaban poco podía hacer salvo
alegar defensa propia y culpar a mi padre de la muerte de mi madre, sin
embargo, la actitud del hombre sentado a la derecha de Sarutobi me hizo
errar en más de una ocasión ante el comité judicial. Para mi sorpresa,
fue ese hombre con vendas en la parte derecha de su cabeza, quien
dictamino mi condena. Sería ejecutado.


Las horas pasaban en esa celda. La condena era clara, pero, la
ejecución incierta. No se cuanto paso hasta que vi de nuevo un rostro
humano, sin embargo, después de un largo periodo de tiempo, mientras
dormía en aquella fría celda sentí una pequeño golpe en mi espalda.


- No es tiempo de holgazanear – musito la voz – tu vida se decide ahora.


- Mi vida se decidió en ese juicio – respondí con pesadumbre mientras me
levantaba hacia mi fin.


- Te equivocas, tu vida empieza ahora – dijo ese hombre levantándome
del suelo y mirandome a los ojos– ¿huiras ahora si te lo permito o me
contaras la verdad de losacontecimientos?


- Tercer Hokage – dije mirando hacia el suelo – yo no mentí en el juicio…


- Lo se – asintió a la vez que se sentaba en el lecho de mi celda –
pero tampoco estabas siendo del todo sincero.


Sarutobi era perspicaz, nunca lo dude, y nunca olvidare la atención
que mostros cuando le conté lo sucedido aquella noche. El relato, lejos
de impresionarle, pareció ser ciertamente familiar, sin embargo, cuando
acabe con mis alegaciones, el no pudo darme buenas noticias.


- ¿Esa es toda la verdad? – me pregunto clavando sus ojos en los míos


- Si – afirme con rotundidad – deme la oportunidad, Hokage, de buscar
los ojos robados de mi padre paraasí poder demostrar mi inocencia


- Me pides algo difícil - dijo incorporándose - como sabes, yo soy
la máxima autoridad de la aldea, pero cuando se dictamina un comité
judicial y se dicta sentencia, esta se debe llevar a cabo.


- Entiendo – conteste – entonces ejecúteme y déjeme nacer de nuevo.


- Eso es lo que haremos – sonrió Sarutobi – eso es lo que haremos…


Última edición por Sadrac Kutsuya Uchiha el Lun Mayo 06, 2013 4:11 pm, editado 6 veces
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Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Mar Oct 30, 2012 6:51 am

Parte III: La treta

Para alguien como Hiruzen Sarutobi, ir contra la ley es un
principio si la ley va contra la justicia, y eso es incuestionable. No
obstante, salir de esa prisión no significaba salvarme la vida…


Hiruzen fue claro con sus palabras, nada mas saliera por la puerta
de mi celda seria un fugitivo. Eso no era una salvación, pero al menos
era una oportunidad que no debía dejar escapar.


Sarutobi simulo haber sido atacado por mi, teatralizando lo
suficiente como para entretener a mis carceleros. La verdad es que fue
demasiado fácil, incluso me resultaba un tanto sospechoso todo lo que sucedía a
mi alrededor. No obstante, las dudas eran un lastre que no debía dejar en mi
mente.


En un principio concentre mi búsqueda en los alrededores de
mi casa. Era un razonamiento ciertamente inocente, pero dudo mucho que mi padre
contase sus crímenes a alguien y que este desconocido robase sus ojos cuando
todo ocurrió. De ser así estaba perdido. Por días me mantuve oculto en
las inmediaciones de la zona, siempre esperando no ser reconocido por algún
vecino. Sin embargo, pronto comprendí que mi búsqueda estaba destinada al
fracaso, sobre todo al ver que yo no era el único que buscaba en este lugar.


Me impactó mucho ver a ese extraño hombre que días antes me
había condenado a muerte inspeccionar el lugar con sus subordinados. Su
actitud, sin embargo, era más semejante a la de una persona algo despreocupada
que al justiciero que busca el paradero de un parricida.


Las oportunidades se me agotaban, poco a poco fui perdiendo
la fe y dándome cuenta de que necesitaba tomar una decisión rápida. Podía huir
a mi suerte y encomendarme con mi corta experiencia a la diosa fortuna, o debía
cumplir con mi obligación de reconocer mi fracaso ante el tercero.


La opción era previsible, pues escapar de Konoha se antojaba
como un trabajo arduo. Tampoco sería fácil encontrarme con Sarutobi, pero no
tenía otra opción, al menos, debería permanecer con vida hasta verme cara a
cara con él.


Pero la suerte ya se me había acabado. Sobre todo cuando
decidí abordarle en sus aposentos. Apenas había llegado a la puerta y ya había
sido atrapado por hombres del ANBU. No obstante, no todo estaba perdido, pues
inmediatamente informaron a Sarutobi de mi captura:


- Buen trabajo – dijo a los ANBU al verme entrar atado por la puerta,
a la vez que meneaba la cabeza diciendo – para no ser ni
siquiera un genin has mostrado tener una gran capacidad.


- Fui instruido por mi madre bastante bien – respondí levantando la mirada


- Ya veo, entonces quizás sea cierto lo que dices – sonrió
disimuladamente antes de ordenar a los ANBU que se retirasen y me
dejasen a solas con él.


Un silencio invadió la sala mientras el Hiruzen se quitaba su sombrero.
Con cierta parsimonia se sentó en un confortable sillón. Cruzando los brazos,
me miro de arriba abajo y me pregunto:


- ¿Encontraste los ojos?


- No – conteste agachando la cabeza


- Entonces, ¿por qué no huiste?


- Porque había llegado a un acuerdo con usted, podía huir de mis crímenes,
pero no puedo huir de mis promesas.


- ¿Promesas? – exclamo el tercero - ¿acaso me
prometiste volver con las manos vacías?


- No – conteste – y por eso vengo a entregar mi
vida por mis crímenes


- Es curiosos el concepto que tienes de la lealtad – sonrió Sarutobi a
la vez que giraba una mesa circular apostada a su lado izquierdo –
quizás por esto no encontraste los ojos.


- Los… ¿los tenía desde el principio? – pregunte sorprendido –
entonces... ¿que quiso hacer con esta treta?


- Quise comprobar tu verdad, y creo que has demostrado con creces lo
fidedigna que es. No obstante, ahora esa no es la cuestión.
Tienes que aprender un nuevo jutsu, solo asi una tendrás oportunidad de
sobrevivir.


Sarutobi saco entonces un rollo, al ponerlo en mis manos, me
di cuenta de lo que tenia entre ellas.


- ¡Este es el rollo prohibido! – dije con los ojos bien abiertos


- Para ti ahora es la última salida – comento el Hokage a la vez que señalaba
la primera – usa todos tus sentidos para aprender este jutsu. Si no eres capaz
de aprenderlo en un par de minutos no podre hacer nada por ti.


No tenía tiempo que perder, solo si usaba mi sharingan podría aprender esa
técnica en ese periodo corto de tiempo. Acabe tan rápido como mi mente
pudo asimilar lo que mis ojos iban descifrando, sin embargo, había cosas
que no entendía con claridad


- He aprendido el jutsu, sin embargo, no veo como podrá
ayudarme el mismo


- Ahora quizás no lo comprendas, pero por el momento concéntrate en perfeccionar
el Jutsu hasta el día de tu ejecución. No pares de practicar hasta que nos volvamos
a ver, en ese momento te explicare el resto de mi plan.


Con la pertinente orden los guardias entraron y me devolvieron a la casa de encierro.
He de admitir que estaba muy preocupado, no solo porque el jutsu consumía mucho
chacra, si no porque cada vez que usaba el sharingan sentía un fuerte dolor de cabeza.
Tras varios días, el carcelero me aviso de que tenía una visita. Este era Sarutobi.


- Has practicado – dijo nada más entrar, pidiéndome
que me tumbase en el duro lecho de la celda


- Sí, soy capaz de hacer tres copias operativas, pero no más, mi chacra es
limitado, además, no acabo de entender de qué me puede ayudar un jutsu
como este.


- En realidad, todo esto está fundamentado en una suposición doble,
y es el poder de regeneración de los ojos de tu padre – dijo a la vez
que sacaba un bote de debajo de su túnica


- No entiendo lo que dices, tercero.


- Es fácil, si quieres sobrevivir, deberé trasplantarte los sharingan de tu
padre, de otra forma ese jutsu no podrá cumplir con su verdadero propósito.


- Me niego a albergar en mi cuerpo los ojos de ese
monstruo – exclamé incorporándome del suelo.


- No tienes elección – me dijo Sarutobi tumbándome de nuevo
y preguntándome seguidamente - ¿acaso no sentiste algo raro cuando usaste
el Sharingan para aprender tu nuevo jutsu?


- Si, sentí un dolor tremendo en mi cabeza, era
como si mi cuerpo quisiera evitar el uso de mis ojos.


- En realidad son tus ojos los que procuran evitar el uso del Sharingan,
al parecer, tras el incidente de tus padres, has desarrollado un Sharingan
demasiado poderoso, el Mangkeyo Sharingan. Este fenómeno es algo extraño,
pero en tu caso además es tan precoz que tus mismos ojos no pueden soportan
ese poder. Según me informado, parece ser que algunos Shinobis de tu clan
tuvieron problemas similares al final de sus días, teniendo que trasplantarse
otros sharingan. Tus ojos son demasiado jóvenes para tanto poder, si no
accedes a mi petición, quedaras ciego y aun si escapas, nunca más podrás
usar tu Sharingan.


- Entonces, que otra elección tengo – pregunté mientras
veía que se preparaba para iniciar la operación.


- Ninguna, salvo rendirte y dejar que tu padre permanezca en
la tumba como un honorable Shinobi asesinado por su hijo.


- Entonces no tengo otra elección, jamás reconoceré a mi padre
como tal – dije accediendo a la petición de Sarutobi – hágalo.


- Bien – dijo comenzando la intervención – esto te va a doler,
sin embargo, debo de advertirte que, como te dicho, esto no te
garantiza la supervivencia


- Vaya, podría habérmelo dicho antes de empezar – conteste con
cierta ironía.


- Como sabrás, el Kage Bunshin, tiene sus limitaciones –dijo
extrayéndome el primer ojo – si el cuerpo real sufre daño,
estos se deshacen.


- Si, por eso no entiendo el plan - contesté intentando resistir el dolor.


- Sin embargo, si eres capaz de crear dos colones de sombra y hacer
que se regeneren el uno al otro con la habilidad de tu padre, quizás,
solo quizás, estos no desaparecerán después de tu muerte.


- No obstante, yo seguiría muerto – contesté
sintiendo como empezaba a extraerme el otro ojo.


- Si, y no volverás del mundo de los muertos si no
son ciertas las suposiciones de tu padre.


- Ahora entiendo porque esto es una doble suposición,
si alguna de las dos falla, estaré muerto.


- Exacto – respondió Hiruzen prosiguiendo con la operación – aunque,
si te soy sincero, pase lo que pase, debes comprender que tras la ejecución
habrás de morir.


El trasplante fue un éxito, sin embargo, mi recuperación debía ser lo más rápida
posible. Para ello, el Hokage me hirió en la órbita de mi ojo izquierdo, solicitando
a los guardias que un medio que curase hasta el día de mi ejecución, alegando
que me había auto herido para retrasar la fecha de la misma


Durante el transcurso de tiempo que estuve en esa celda no paré de practicar.
Ya no sentía dolor al usar mis ojos, y, al parecer, la primera parte del plan tenía
bastante coherencia, pero la segunda parte era realmente incierta.


El día de la ejecución llegó, seria publica, y mientras yo observaba a la gente que
presenciaba mi muerte pude ver entre ellos el rostro de Fugaku, cariacontecido.
Sentía tanto el no poder contarle lo ocurrido... Sin embargo, ahora eso no era
lo importante, pues allí, en la lejanía, encima de los tejados, dos de mis clones,
disfrazados de ANBU, se mantenían frente a frente preparados para el momento
clave.


La oscuridad se apodero de mí. Un dolor punzante inundo mi pecho. La última
bocanada de aire salió de entre mis labios. Acababa de morir.


Última edición por Sadrac Kutsuya Uchiha el Lun Mar 04, 2013 11:24 am, editado 4 veces (Razón : actualización)
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Ficha de Sadrac Empty Re: Ficha de Sadrac

Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Mar Oct 30, 2012 10:18 am

Parte IV: La misión

Frio, entumecimiento, nauseas… ahora comprendo porque mi
madre se sentía así después de cada paliza. El cuerpo, aunque no tenga dolor,
lo recuerda. De esa forma sentí la vida, tal y como se siente que la muerte
llega, así uno regresa de la misma.


Me encontraba en una sala sola, sin apenas mobiliario, solo con el ataúd destapado
y unas cuantas velas centelleantes. En ese momento me acorde de mis clones, y
deshice el jutsu para comprender lo ocurrido. Todo había salido bien. Tras mi ejecución
Sarutobi se llevo mi cuerpo. Mis dos clones fueron los encargados de cargarme hasta
esta sala. Pero, en el transcurso del traslado, el hombre que me había condenado a
muerte solicito mi cuerpo. Sarutobi rechazo su petición, por la conversación escuche
el nombre de dicho personaje: Danzou.


Un poco de tiempo después de mi traslado mis clones iniciaron el proceso
de regeneración. Uno de ellos no aguanto el proceso, dejándolo casi a medias.
Por suerte el otro aguanto y permaneció con Sarutobi después.


- Veo que ya estás bien – escuche al tiempo que se abría la puerta


- No del todo Hokage – conteste con una sonrisa – recuerde que estoy
muerto


- Si, pero al menos respiras – respondió riéndose – me alegro de que
todo haya salido bien. Por cierto, ¿cumplirás con tus promesas?


- ¿Qué promesas? – pregunte sintiendo un pequeño dolor de cabeza


- No te hagas el tonto – dijo sentándose a mi lado – tu eres tus clones,
sabes perfectamente de lo que hablamos durante el periodo que estabas
muerto.


- Si, es cierto – dije – estoy en deuda con usted, aceptare cualquier petición
por su parte, incluso creo que llegue a pedirle que aceptara mis ojos a cambio
de todo lo que había hecho por mi


- Lo rechace en ese momento y rechazare siempre esa propuesta. Sin embargo,
he de admitir que esos ojos son demasiado peligrosos. Ese poder puede traerte
muchas dificultades, por lo tanto, procura no usar dicho poder de aquí en
adelante al no ser que tu vida este en peligro.


- Entiendo, no obstante, estoy seguro que algo podre ofrecerle – replique.


- Veras, creo que si puedes hacer algo por mi – comentó pensativo – últimamente
estoy algo cansado de los asuntos de Konoha, echo de menos cuando entrenaba
a los Genin, y por lo que se tu estas en esa edad, ¿qué te parece si te conviertes
en mi discípulo en secreto? Tengo mucho que ofrecer a alguien como tu.


- Creo que será una forma de no depender de este maldito Sharingan - respondí.


- No maldigas lo que un día dio vida joven, no lo maldigas – contesto sonriendo,
dando por formal nuestro acuerdo – por cierto, a partir de hoy debes recordar
que no has existido, nunca fuiste ese chico que mato a su padre, ahora es
cuando comienza tu verdadera vida


- Comprendo – asentí


- A partir de ahora olvidaras tu nombre, es más,te llamaras Sha’Drack


- ¿Sadrac? – respondí con extrañeza – ¿qué clasede nombre es ese?
Ni siquiera existe en japonés


- Lo se, procede de una lengua perdida - respondió Sarutobi enseñándome
el cielo estrellado y presidido por una gran luna roja – significa Adorador del
dios Luna. Creo que sería apropiado para ti, al fin y al cambo es como si
acabases de nacer bajo este símbolo.


- Entiendo - conteste inclinándome en señal de respeto – si es su
voluntad entonces aceptare este nombre como si procediera un padre
que me ha dado la vida


- Entonces no hay nada más que hablar. Felicidades Sadrac,
bienvenido a tu nueva vida – musito Sarutobi marchándose del
lugar mientras dejaba escapar una pequeña carcajada.


Aprender bajo la tutela del tercer Hokage fue un privilegio para mí. Aun manteniendo
mi rostro oculto bajo un disfraz del ANBU nunca podre olvidar esos años de felicidad.
Sin embargo, a veces me resultaba un poco duro esa situación, máxime cuando su
hijo, Asuma, empezó a crecer. Hiruzen era como un padre para mí, pero no podía
robar un padre a su hijo, asique, tras desarrollar mis habilidades, pedí al tercero
que me introdujeran en el ANBU. No se opuso, es más, lo vio con buenos ojos,
asignándome un compañero de su confianza. Su nombre en clave era Nichigakko


Durante ese periodo deje de usar mis habilidades Uchiha en combate, limitándome
a entrenarlas en secreto sin que ni siquiera Sarutobi tuviera constancia de ello. Así,
durante mi época de ANBU perfeccione Jutsus normales y especializándome el uso de
las armas reglamentarias del escuadron de asesinos de la hoja


Sin embargo, pocos años después mi vida volvería a convulsionarse, cuando, mientras
estábamos reunidos con el tercero, un viejo conocido con la cara medio vendada entró
en escena.


- Sarutobi, siento la interrupción, pero hay algo
de lo que tenemos que hablar.


- Danzou, debes esperar, estoy concretando los
detalles de una misión.


- Precisamente es por eso, los espías de la villa ha sido localizado un Shinobi
renegado de la Konoha clase S – respondió Danzou sacando abriendo el libro de
Bingo por una de sus primeras paginas– parece que está en la zona norte, a
menos de un día de camino.


- Está bien, por esta vez podéis retiraros – suspiro
el tercero – esto parece tener más importancia.


- No hace falta Sarutobi – dijo Danzou evitando nuestra marcha – ¿acaso no
son dos ANBU? ¿Por qué no les das a ellos la misión?


- En realidad quería darles una misión de mayor duración – dijo Hiruzen –
no obstante un criminal de nivel S tan cerca de aquí es un tanto peligroso.


- Además, sus antecedentes son bastante a tener en cuenta, renegado de
la villa antes de la segunda guerra Shinobi, aliado de varias aldeas rivales, y
además interceptado en misiones de pillaje durante la segunda guerra contra
aldeas dependientes de Konoha.


- Hokage – dije incorporándome – nosotros nos
encargaremos de la misión.


- Perfecto, ¿nada más que objetar, Danzou? –
preguntó Sarutobi


- No… por cierto, tu – dijo Danzou dubitativo – ¿nos
conocemos? Tu voz me es familiar.


- Imposible – contesté – creo que solo le visto
una vez en mi vida.


- Entiendo – respondió Danzou – suerte con la misión


- Sadrac, ten cuidado – dijo Sarutobi


- Sadorakku, bonito nombre – añadió Danzou –
espero que nos volvamos a ver


- Así será - contesté saliendo por la ventana junto con
mi compañero.


Última edición por SadracVsDerec el Miér Oct 31, 2012 1:22 pm, editado 3 veces
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Ficha de Sadrac Empty Re: Ficha de Sadrac

Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Mar Oct 30, 2012 3:10 pm

Parte V: La revelación

Interceptamos al objetivo cerca de la posición que Danzou nos señalo.
Como ya era costumbre en nosotros nos apostamos el botín y las
armas del objetivo antes de comenzar la batalla. Estas serian para el que
abatiera al rival, el otro se conformaría con la nada.


Nichigakko tomó pronto la iniciativa, pero yo decidí mantenerme al margen,
pues el renegado mostraba una actitud sospechosa, muy distinta a lo habitual
en los de su calaña, actuaba de una forma demasiadodespreocupada.  


Mi compañero, por el contrario, tomo esta actitud como la manera más fácil de
cazar a su objetivo. Sin apenas  miramientos aprovechó el momento idóneo para
lanzar su Fuuma Shuriken, cargando tras el arma voladora contra el enemigo cuando este
estaba de espaldas, un movimiento que ya le había proporcionado éxito en el
pasado. Sin embargo, el shinobi renegado le sorprendió interceptando con
facilidad el Shuriken, plegándolo y clavándoselo en un costado con una velocidad
asombrosa. Jamás había visto parar un Fuuma Shuriken sin ser siquiera herido
con levedad salvo en esa ocasión.


Gakko, gravemente herido, no parecía darse por vencido, y  a partir de ahí los
dos contendientesempezaron una ardua disputa. El objetivo usaba dos dagas negras
con granhabilidad, apoyándose por preciosos movimientos, mientras que Gakko intentaba
herirlo empuñando dos Kunais. Sabía que tenía que ayudar, pero Gakko no estaría
satisfecho con mi intervención. Para evitar que Gakko siguiera sufriendo decidí
hacerme visible a los ojos de nuestro rival cortando un tocón con mi katana,
haciendo retroceder a ambos.


-         Gakko, ¿me cedes la lucha? – pregunte a mi
compañero


-         ¿Bromeas? Estoy divirtiéndome como nunca – respondió
él tocándose el costado


-         Iluso, si hubiera querido ya habrías muerto –
replicó nuestro rival


-         ¿A si? Demuéstramelo – le retó Nichigakko desenvainando
su katana.


Lo siguente que vieron mis ojos fue vertiginoso. Apenas se posicionaba Nichigakko en
guardia cuando su adversario se situó frente a su costado herido, sacando de la profunda
incisión el Fuuma Shuriken y clavándoselo por encima de la clavícula. Gakko cayó de rodillas,
a merced de este extraño ninja, que, con total impunidad desveló el rostro de mi compañero
cortando su máscara con la katana que resbalaba de sus manos


-         Pagarás por lo que has hecho – dije poniéndome en
guardia


-         Tranquilo, si todo sale bien, ambos sobreviviréis – replico con cierta ironía


-         Bien – contesté fijándome en sus movimientos – antes de matarte
me asegurare de no caer un error, ¿eres tu Keiko Kutsuya?


-         ¿Acaso no ves mis botas – respondió intentando
hacer un juego de palabras con su sobre nombre?


-         ¡Bien, entonces no me contendré!  - grite lanzándome hacia él con mi katana


El primer cruce de armas había sido solventado… con éxito para mi rival.
Otra vez no había llegado a percibir sus movimientos, pero de seguro
me había tocado. Al poner mi mano sobre mi cara me di cuenta de que
mi mascara había sido partida por la mitad, y tal como hizo con Gakko,
mi rostro estaba intacto. Miré a mi rival y allí estaba, intacto, con el Fuuma
Shuriken que anteriormente uso con Gakko en la mano a modo de puñal.
Su precisión y rapidez era increíble. De pronto, Kutsuya empezó a reírse.


-         ¿Acaso te burlas de mí? – pregunté enojado


-         En absoluto – replicó mi rival – el que se burla de mi eres tú, ¿Qué tengo
que hacer para que uses tu verdadero poder? ¿Quieres que mate a tu
compañero? Tu actitud es un tanto imprudente ¿Sabes?


-         Jaja – dije riéndome – mírate, ahora yo estoy al lado de mi camarada,
¿crees que tienes alguna oportunidad de matarle desde esa distancia?


-         Si – afirmó con rotundidad – si sigues sin usar tus ojos como
es debido estará muerto en apenas un minuto.


Esa frase impactó en mi mente más que cualquier herida recibida por Gakko y
su tremenda habilidad para el combate. Salvo el tercero, nadie sabía que poseía
el Sharingan. Las cosas empezaban a ponerse feas, pero sin embargo usar mis
ojos en un combate era algo arriesgado, puesto que desde el incidente
de mi padre no los había vuelto a usar en batalla. La única solución que tenía era
ganar tiempo e intentar pillar desprevenido a mi rival.


-         Me sorprende que sepas cuales son mis habilidades – dije con
cierto resentimiento – no obstante esto no te va a salvar


-         A mí lo que me sorprende es lo tozudo que eres – respondió mi rival,
que, con un movimiento repentino cambio de posición tomando
la delantera con respecto a Gakko.


-         Es de cobardes ocultarse tras un herido – contesté ante sus
nuevas amenazas de acabar con mi amigo


-         Es de cobardes ocultarse tras tus heridas para no proteger a un amigo
– respondió Kutsuya desenvainando una de sus dagas y situándolo
en el cuello de Kichigakko.


Mi paciencia había llegado a un límite, mi rencor empezaba a arder, y
mis ojos empezaban a despertar del letargo al que les había forzado a
estar.  Mi Sharingan estaba listo para el combate.


-         Vaya, tal y como pensaba has logrado un verdadero tesoro
– dijo mi enemigo soltando a mi compañero.


-         No sé a qué te refieres – respondí intentando
acuchillarle contra el suelo


-         ¿Acaso desconoces las capacidades de esos ojos, joven Uchiha? –
replicó atacando mi pierna con la daga que empuñaba en su mano
izquierda.


-         No deseo conozcer nada sobre ellos – asentí tomando cierta distancia
para evitar de daño - desde que los vi por primera vez solo han causado
agonia a mi existencia, por eso esta es la segunda vez que los uso en batalla.

-         Pues al parecer, tienes todo un Mangekyo
Sharingan – afirmó poniéndose en guardia.


-         Siento decepcionarte – respondí cargando de nuevo contra él –
pero estos ojos ni siquiera son míos, son de mi padre, por
tanto quizás no esté a la altura de los mismos.


-         No me decepcionas – replicó usando una rama que había en el
suelo y derivándome con sorpréndete facilidad – el que tengas un
Sharingan eterno solo hace esto más interesante.


-         Me gusta que pienses así – dije dándole una patada en su pierna izquierda y
saltandosobre él a la vez que mi rival perdía su verticalidad – ser alagado por
una presa no se ve todos los días.


-         No te equivoques – dijo interponiendo una de sus piernas entre
los dos y mermando mi alcance – todavía tengo mucho
que  aprender de ti.


-         ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres saber? – conteste preparándome
para hacer los sellos del Katon Gokakyu no Jutsu


-         Quiero saber que fue de tu madre – respondió con
gesto serio


Hay veces, en la vida de uno, que las palabras hieren más que espadas.
He de reconocer que hasta ese momento, Kutsuya había demostrado
esa habilidad, pero, de seguro nunca imagino el efecto causarían esas palabras
en mí.


Es difícil decir que paso a continuación, los recuerdos se entremezclan en mi mente
con lo sucedido aquella noche en que perdí a mis padres. Mis ojos no me dejaban
ver lo que ocurría a mi alrededor, escuchaba los sonidos propios de la pelea,
pero mi mente estaba absorta rememorando lo sucedido  aquella vez…  
¿acaso había sido atrapado en un Genjutsu de Kutsuya?



Poco a poco mi visión empezó a ser restaurada, al parecer, la lucha había continuado
mientras recordaba lo sucedido y había ganado. Sin embargo, lo desconcertante era
la forma en la que esta lucha había acabado, había insertado a Kutsuya con mi brazo
derecho de misma manera similar a la que años como años atrás hice con mi padre.
Mi cara palideció cuando vi que Kutsuya levantaba el rosto y sonreía.


- Lo has hecho bien, no me has decepcionado – dijo sonriente a pesar de que de sus
labios empezaba a brotar sangre.


-         Maldito, dime ¿Qué ha pasado? – le pregunté en
tono inquisitivo mientras sacaba el brazo de su pecho.


-         Has estado en un Genjutsu residual, parece que el portador de tus ojos
dejó algo grabado antes de morir, algo para que cuando me vieras fuera
ejecutado de la misma forma – contestó llevándose las manos al orificio en
su pecho – debí imaginarlo, después de todo, ese hombre sabia quien
era yo.


-         ¡A que te refieres! ¡Qué estás hablando! – grité zarandeándole.


-         Seguramente sabría que tarde o temprano nos encontraríamos
y que te preguntaría por tu madre, esta es su forma de vengarse –
continuó


-         Deja de divagar y responde a mis preguntas –dije clavando mis ojos en sus pupilas.


-         Veras, tu madre y yo nos conocimos hace unos años, antes de que tú nacieras.
Ella era una hermosa Shinobi de la hoja, y yo un simple renegado que contemplé un
día como se bañaba en el rio. La mala suertequiso que su marido se percatara de mi
presencia, hiriéndome en el pie izquierdo como venganza por la afrenta – dijo a la vez
que se descalzaba y mostraba su pie rajado en dos.


- ¿Y todo eso, que tiene que ver conmigo? – respondí.


- Poco después, él tuvo que abandonar ese campamento, y yo,
al enterarme de ello, volví varias veces hasta que tu madre
se percató de mi presencia.


-         Maldito bastardo – dije levantando mi mano con él –
dame una razón para no cerrar tu sucia boca ahora mismo


-         La razón es el amor, y el resultado eres tú,
hijo mío.


Última edición por Sadrac Kutsuya Uchiha el Vie Ago 23, 2013 5:56 pm, editado 3 veces
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Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Miér Oct 31, 2012 7:47 am

Parte VI: El despertar

Aquella revelación me sonó mas a una pobre distracción que a la verdad que
podría cambiar mi vida.


-         ¡Mientes!  - exclame dándole un fuerte puñetazo


-         Sabes que no es así – musitó escupiendo un gargajo de sangre – párate y
piensa, ¿alguna vez ese hombre te llamó hijo?


-         Si, en el momento que le herí de muerte


Acababa caer en la cuenta, mis palabras eran tan ciertas como perturbadoras,
¿acaso llevaba los ojos de un extraño? ¿Por qué no era capaz de recordar una
sola vez que ese hombre me llamase hijo, salvo en la hora de su muerte, y solo
para culparme de la muerte de mi madre? Perturbado, me senté en un tocón,
mirando a ese extraño hombre


-         Eres un hombre muy inteligente – dije de forma reflexiva – usar esa historia para
que te salve de la muerte es algo realmente enrevesado.


-         Lo siento, pero es tarde para eso – respondió doliéndose de su pecho – se que no
eres capaz de controlar ese poder, además, ni siquiera tienes las fuerzas necesarias
para hacerlo.


-         Eres un gran observador – contesté levantándome – pero haces mal cuestionando mi
poder.


-         Da igual el poder que tengas – replicó el hombre – mi tiempo ya paso, no puedo hacer
otra cosa ahora que velar por mi hijo.


-         Desconfió de ti, pero habla, no creo que tu vida se prolongue más de 5 minutos.


-         Veras, hijo mío - dijo tornando su voz en un tono reflexivo y calmado - cuando esta vez
vine a este lugar sabía que mi vida estaba a punto de concluir, por eso contacte con un viejo
amigo para que te trajera a mi… su nombre es Danzou.


-         Ese bastardo – repliqué apretando mis puños – asique todo fue planeado por él.


-         Probablemente, sin embargo, quizás quien utilizo a quien fue yo  a él. Veras hijo mío, en el
fondo el y yo somos iguales, al igual que nosotros tenemos una historia en común, pues al fin y
al cabo no somos solo padre e hijo, ya que tambien compartimos la misma historia, ya que
ambos somos hijos de padres extraños, con lazos con el clan Uchiha.


-         ¿Acaso tú también tienes un Sharingan? – pregunté inquieto.


-         No – sonrío con los dientes machados en su misma sangre – yo no tuve esa fortuna, y por
eso fui descubierto y abandonado a una edad en la que tú aun juganas bajo las faldas de tu
madre. Sin embargo, mi vida ha sido plena, y por eso he venido aquí, para legar lo poco que
tengo a mi único y verdadero hijo.


-         Perdona que me ría, pero si esto es una vida plena, no creo que pueda verte como alguien
afortunado – conteste con tono irónico.


-         Veras, aunque por tu sangre corre el poder de los Uchiha, tu, como yo, tampoco eres puro
en tu ser, y eso será un hándicap para ti – prosiguió ignorando mis palabras – seguramente,
gracias a que desarrollaste el Sharingan podrás usar la mayoría de las habilidades de nuestros
antepasados, pero aun asi te será dificil de dominar y controlar al Susanoo completo.


-         Continua – dije con cierto interés.


-         Cuando me enteré de lo que ocurrió con tus padres, comprendí que habías despertado el
Sharingan, ya que de otra forma tu también habrías muerto, por eso llevo estos años buscando
algo, y hace poco al fin lo encontré – dijo señalándome en una dirección – allí entre la maleza,
encontraras una pequeña tienda, coge un cofre y tráelo.


Tal y como dijo, así hice. Su tienda estaba muy cerca, y era poco más que un par de telas
dispuestas en forma de tejado conspicuo, pero, en su interior estaba un gran cofre de aspecto
pudiente.  Tomándolo volví al lugar donde estaba Kutsuya, cuya respiración poco a poco parecía
acelerase por el dolor y la agonia.


-         Toma – dijo sacando de entre sus vestiduras un colgante con ranuras – introdúcelo en la cerradura.


-         Continúa con tu historia – respondí tomando de sus manos manchadas de sangre esta curiosa llave.


-         Veras, en el interior de ese cofre hay dos cosas, considéralos como tu legado por mi parte.
Tu padrastro te dio sus ojos, y yo te daré estas dos cosas, mis dos tesoros.


-         Vaya, poco tienes que ofrecer – dije al abrir el cofre y ver solo dos guanteletes y un rollo.


-         Eres ambicioso, igual que tu padre – sonrió – los guanteletes no tiene gran importancia, es lo
único que recibí de mi madre de parte de mi verdadero padre, cuyo nombre me llevare al otro mundo.
El hombre se los dio como prenda, con la esperanza que me hiciera un experto en Fuinjutsu, y yo,
quizas por desprecio hacia el, los he guardado sin usar durante estos años. Esa es la única
herencia que recibí de mi vida en Konoha.


-         ¿Y el rollo? – dije sacándolo de la caja.


-         Es el rollo de invocación de Fafnir, el renegado de los Susano'os – contestó Kutsuya.


- ¿El renegado de los Susano'os? - repetí.


- Si - dijo asintiendo con la cabeza – como te dije, es casi imposible que lleges a desarrollar
un Susano'o completo, pero eso no quiere decir que no puedas tener uno.


-         ¿Aun en tu agonía pretendes mentirme? – repliqué abriendo el rollo.


-         Sabes que no es así – respondió él – en el momento que espire deberás firmar  ese rollo y
llevarlo a la cueva de Tsuki, si no lo haces, cuando invoques por primera vez a Fafnir tendrás
que darle el rollo, el lo tragara sin mas... Te aconsejo que lo hagas, pues si no te engullirá
junto con el pergamino.


-         Veo que tu también firmaste el rollo, ¿por qué entonces no lo has usado contra mí? – dije
cuestionando sus argumentos.


-         Porque el propósito de nuestro encuentro era entregarte ese rollo. Fafnir no obedece al no
ser que el rollo este en su lugar, en la cueva de Tsuki. No obstante, para tener un pleno poder
sobre Fafnir deberas obtener una de las reliquias perdidas, el colgante del sabio de los seis
caminos, si lo invocas sin esa reliquia Fafnir obrara segun su voluntad.


-         Vaya, un Susanno desobediente, esto es interesante – replique.


-         No te burles de Fafnir – respondió – como ya te he dicho, el no es un Susanoo normal, el es el
renegado de los Susanoo, condenado a abandonar su forma por matar a su padre.


-         Eso me es conocido – asentí.


-         Te será más conocido cuando yo expire, sin embargo, no te culpes de esto, yo contaba con
ello – sonrió.


-         Siento decepcionarte, pero sigo pensando en que mi progenitor fue ese maldito Uchiha  que tanto
hizo sufrir a madre.


-         Es normal que pienses eso – contestó incorporándose levente y esbozando una sonrisa de
satisfacción – es lo más fácil para ti, sin embargo, no le maldigas, pues él nunca quiso hacerte
daño, es más, creo que él te apreciaba.


-         O eso o desde un principio pretendía usarme para matarte – respondí.


-         Quizás, pero al fin y al cabo el predispuso los acontecimientos para que esto acabase ocurriendo,
por lo que deberías de estar orgulloso, has tenido dos padres que pensaron por tu futuro, yo ni
siquiera tuve uno que me diera una palabra de aliento.


-         Entiendo – dije levantándome del suelo – quizás después de todo tengas razón.


-         ¿En que? ¿En que soy tu padre? – replico con una sonrisa


-         No, en que no somos diferentes – respondí mirándole fijamente a sus ojos – ninguno de
nosotros podemos evitar sentir algo de afecto por los que algún día nos traicionaron.


-         Entonces, para mí, eso es suficiente – dijo Kutsuya cerrando sus ojos y espirando.


Había muerto, y al parecer ese hombre había arriesgado la vida por darme ese rollo.
Sin embargo, era demasiado difícil para mi pensar en el como en un padre. Habia
demasiadas cosas estrañas, no obstante, eso ahora daba igual. Con una de sus dagas
punce una de mis vena, y procedi a firmar el rollo debajo de su nombre. En ese mismo
instante percibi en el aire una distorsion, dando un salto hacia atrás, esquive un kunai
dirigido hacia mi.


-         Que se supone que estas haciendo Gakko – exclamé airadamente.


-         Evitar que cometas en un error – dijo incorporándose mientras se vendaba sus heridas,
de las cuales todavía emanaba sangre.


-         ¿Error? – contesté – quiero recordarte que apostamos el botín al que le abatiera,
y ese soy yo.


-         Ese rollo no será para ninguno de los dos – replicó – tengo ordenes de arriba.


-         ¿Sarutobi ordenó eso? Lo dudo – dije guardando el rollo dentro de mis vestiduras.


-         No fue el, fue mi superior – replicó


-         Sabes de sobra que desde que formas equipo conmigo solo tienes que rendir cuenta
de tus actos ante el Hokage.


-         Eso no es del todo cierto... – dijo Gakko empuñando su espada.


Enfurecido por su traición, tome mi katana y me lance contra mi viejo amigo.
Nuestras armas iniciaron una cruenta lucha donde el tintineo de nuestros filos marcaba
el compás, pelea donde ninguno queríamos ceder, ninguno queríamos perder. No obstante.
Las heridas  de Gakko eran lo suficientemente graves como para hacer que yo controlase
el combate. Sin embargo mi propósito no era matarle, si no hacerle hablar. Tras cansarle
físicamente y darle un par de cortes más, Gakko estaba sin aliento. Con el firme deseo de
parar el conflicto volví a recurrir al dialogo con el que hasta ahora pensaba que era mi amigo.


-         Danzou, ¿verdad? Ese es tu superior - dije señalandole con el dedo.


-         Era fácil que te dieras cuenta, ¿no? – contestó escupiendo un pequeño salivazo de sangre.


-         ¿Desde cuándo trabajas para él? – pregunte.


-         Desde antes de conocerte a ti – replicó.


-         ¿Y Por qué no actuaste hasta ahora?


-         ¿No es evidente? – respondió – En principio, Danzou tenía interés en tus  ojos, por eso
movió los hilos sin que el Hokage lo supiera para que fuera yo elegido como tu compañero.
Durante un tiempo nos resulto extraño que no usases tu  Sharingan en combate, hasta el
punto de que supusimos que lo habías rechazado y te habías implantado otros ojos. Sin
embargo, cuando perdimos la esperanza, Kutsuya contactó con su antiguo aliado, Danzou,
comentandole que tenía algo para darte, algo que te serviría en un futuro…
pero tu padre no contaba con que Danzou también pretendía ese algo.


-         Por eso le atacaste de esa forma tan descuidada, pretendías evitar que yo obtuviera el
botin y llegase a saber todo esto.


-         Si, es más, no quiero el mal para ti - dijo incorporandose y estirando su mano derecha - si
me das ese rollo nadie sabrá que mantienes esos ojos.


-         Tienes razón – sonreí bajando mi arma y sacando el rollo de mis prendas de vestir – lo siento
Gakko, había dudado de ti después de todos estos años.


-         Te entiendo Sadrac – dijo Gakko bajando la guardia – no obstante, al fin y al cabo esto lo hago
por el bien de ambos, al fin y al cabo, somos compañeros.


Tras un breve suspiro, mire el rollo y se lo lancé a Gakko para que lo cogiera. Este, soltando su
arma, que empuñaba con la mano izquierda, tomo el pergamino con ambas manos.


-         Confiaste demasiado en mi buena voluntad – dije apareciendo rapidamente a su lado y cercenándo
su cuerpo a la altura de la cintura.


-         Maldito bastardo – respondió cayéndose al suelo al tiempo que se le resbalaba el royo de sus manos.


-         ¿Enserio creías que te dejaría marchar con vida cuando permitiste que matase a mi verdadero padre?
- dije mientras me agachaba tomando de nuevo el pergamino con mi mano derecha.


-         Si – dijo con voz agonizante y entrecortada mientras su boca se llenaba de sangre – yo... yo iba a
cumplir mi palabra, yo no iba a delatarte, por favor, ¡ten piedad de mi! Recuerda todos estos años
sirviendo juntos para Konoha.


-         ¿A Konoha? Te equivocas, yo servía al Hokage, tu a ese miserable de Danzou… ninguno servíamos
a la Konoha, esa ciudad que me condenó cuando solo era un niño.


-         ¿Quieres decir, que todos estos años, has estado en el ANBU para hacerte más fuerte y vengarte
de la Konoha? - preguntó con los ojos fijos en mi mirada.


-         No, todos estos años he estado ocultándome, pero a partir de ahora desarrollare mi verdadero poder
y acabare con toda la calaña que contamina este mundo, empezando por Danzou y sus subordinados.
No importan como os hagáis llamar, yo os pondré fin, y tu serás el primero – dije colocando en mis brazos
los guanteletes que mi padre me acababa de legar.


-         ¡Espera! - dijo gritando de forma desesperada - Es el “Ne”... el "Ne es la organización que Danzou
tiene a espaldas del Hokage... se... se llama “Ne”.


-         La raíz, buen nombre para algo tan enrevesado – dije desplegando las garras ocultas en el guantelete
seccionando el cuello a Gakko – gracias por la información, siéntete privilegiado, has sido la primera
víctima de la que a partir de ahora será mi arma favorita.


Sin más, deje su cuerpo inerte en aquel lugar. Su traición y actitud cobarde hizo que desdeñase
cualquier muestra de respeto hacia su cuerpo, además, el serviría de aviso aleccionador para mis
nuevos enemigos. El sentimiento era opuesto con respecto al cuerpo de mi padre. Seguramente la
lucha previa que había tenido con Keiko decidió el duelo entre mi ex compañero y él. La deuda con mi
padre seria compensada en el futuro, por eso, como símbolo de respeto acepté su legado y, tas
enterrarlo con todo el honor que podía darle, adopte el sobrenombre de Kutsuya y partiendo hacia  
nuevas aventuras enfundándome sus curiosas botas. Ya nada sería igual, había vuelto a nacer,
otra vez más.


Última edición por Sadrac Kutsuya Uchiha el Vie Ago 23, 2013 5:57 pm, editado 7 veces (Razón : actualización)
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Ficha de Sadrac Empty Apendice: Habilidad singular del Magnekyou Sharingan: Kega

Mensaje por Sadrac Kutsuya Uchiha Mar Ene 29, 2013 1:25 pm

La habilidad especial del Mangekyou Sharingan “Kega” es quizás una de las mas lógicas que
pueden existir, pues cumple los principios del uso de Sharingan y lo combina de forma lógica
con la física del cuerpo humano y la lógica de los sentidos de la vista y el tacto, así como la
fisonomía del sistema nervioso humano.


Como todas las habilidades especiales del Mangkeyou Sharingan, la primera premisa es el
contacto visual o el uso del ojo mismo. Sin embargo, como su propio nombre indica el dolor
o daño “Kega” también se fundamenta en el sentido del tacto.


Cuando el cuerpo humano siente daño o dolor, sus impulsos nerviosos movilizan a las células
y a los vasos sanguíneos circundantes a iniciar la reconstrucción de la zona. Esto hace que la
función principal del Kega sea acelerar el proceso regenerativo economizando el gasto de chakra
que se utiliza en él.


Como no, para ello se necesita la sincronización de la vista (mediante los ojos) y el tacto
(mediante el dolor). Esto hace que el gasto de chakra en la regeneración sea el mínimo, mucho
menos que un Jutsu médico externo, ya que solo se necesita reorganizar el chakra en su justa
medida.


Por poner un ejemplo, en un principio y por lógica, al ser sincronía de dos sentidos debería
tener un gasto menor al equivalente del traslado de la correspondiente parte del cuerpo por
Kamui (que solo usa uno)… siendo, la desincronización de la vista y el tacto igual o mayor al
proporcional gasto del Kunai (eso hace que, efectivamente, usar el Kega en cuerpos externos
tenga un gasto de chakra mucho más elevado, pudiendo ser el doble que un Kega en el mismo
cuerpo, además de ser un proceso muchísimo más dilatado en el tiempo… )


Así pues, la lógica de la sincronía seria que mientras el sentido del tacto alerta y manda chakra a
la zona del dolor, el sentido de la vista, por medio del Mangekyou Sharingan, lo reorganiza
reduciendo al máximo el tiempo de curación y el gasto de chakra innecesario, convirtiendo el
Sharingan poseedor del Kega como un medio para proyectar, reorganizar o incluso absorver
chakra de las zonas del cuerpo afectas, tornándolas en energía.


Así pues, el Kega usaría el principio de la creación de trasformación de energía, y en realidad,
tornaría la energía en chakra o viceversa, el chakra en energía, haciendo de “contrasello”.


Ficha de Sadrac 3430659chakra2


Esto fundamenta las habilidades superiores del Kega, donde es capaz de interceder en un
ataque comenzando la regeneración durante el mismo (transformando el chakra dañino en
energía regenerativa y minimizando a 0 el daño) o incluso iniciando esta antes de que el
ataque impacte en el cuerpo (absorbiendo parte del chakra al minimizar el tiempo de reacción
del Kega… eso si, como daño es minimizado y curado a la par de que se produce, la absorción
del chakra seria de un 10% del ataque producido, ya que el resto sería usado en el proceso
regenerativo, cumpliendo la lógica del Kega)


Existe una tercera opción más poderosa que no expondré hasta no ser usada y solo si se necesita
una pertinente explicación.


Las limitaciones del Jutsu son lógicas y quedan implícitas en lo anteriormente escrito, por lo que
no veo la necesidad de exponerlo. Tampoco expongo los nombres completos de las técnicas ni su
secuencia de funcionamiento para evitar copias. Preservar un Jutsu es muy importante.
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